Ahora resulta que es machista bromear respecto a Sara
Carbonero y sus aportaciones a las retransmisiones de la Eurocopa. Reconozco que, personalmente, no la he seguido demasiado ni en este torneo ni en anteriores, pero es verdad que las pocas veces en que he podido escucharla algunos de sus comentarios me han parecido insípidos y prescindibles.
No me pasa sólo con ella. Y no me pasa
sólo a mí. Llevo ya varios años constatando, mientras veo partidos con
compañeros periodistas o con amigos, que en general las aportaciones de las
segundas voces en las transmisiones futbolísticas televisivas transitan entre la obviedad y la incoherencia. No quisiera sonar arrogante: es sólo mi opinión, y además estoy convencido de que saber qué decir, encontrar una aportación
interesante, complementaria, que no repita ni contradiga a la voz principal,
exige un talento y tiene su dificultad.

