domingo, 8 de julio de 2012

Aquella mañana de trámites...

Como coincidimos en nuestros días libres la barbaridad de una o dos veces al mes, estamos aburridos de planes convencionales y esta mañana mi señora y un servidor hemos optado por echarle picante y romanticismo al viernes: nuestro plan ha sido ir a cambiar de nombre el coche de segunda mano que compramos hace un mes.

La Jefatura Provincial de Tráfico en Tarragona.
Foto: Google Street View
Conste que somos personas preparadas y ya íbamos con todo hecho con antelación. O eso pensábamos. Habíamos impreso y cumplimentado en su día todos los documentos necesarios: el que tiene que rellenar el vendedor, el que tiene que rellenar el comprador (en este caso ella, que el coche va a su nombre, así en plan familia moderna), la fotocopia del DNI de no sé cuántas personas… Y la documentación del coche, claro: el permiso de circulación, la tarjeta de inspección técnica, el recibo del último impuesto de vehículos y diría que también una de las alfombrillas delanteras.

Hago aquí la primera parada: así que tengo que presentar yo, comprador, la prueba de que el vendedor estaba al día del pago de impuestos con su Ayuntamiento. Resulta que si por una casualidad compro el coche sin saber que necesitaré ese documento y luego, cuando se lo pido al vendedor para inscribir el cambio de titularidad, no me lo da, el problema es mío.

Ya entiendo que Tráfico debe llevar un control y que se deben tomar medidas sobre los vehículos que no están al día del IVTM (que así se llama el impuesto, uno de los implicados en tener coche. No el único, como veremos). Pero que el problema, el marrón, se lo pueda acabar cargando un comprador de buena fe que no pensó en este pormenor, me parece injusto y algo irresponsable, incluso comodón, por parte de los poderes públicos.

¡Cuidado! Falta el ITPAJD...

Pero en fin, no era nuestro problema. Nosotros sí llevábamos el recibo del impuesto municipal. Lo llevábamos todo, de hecho. O eso pensaba yo cuando, después de una primera cola en caja para pagar la tasa por el trámite (de 51 euros, ojo) y una segunda cola ya en la ventanilla del cambio de nombre, la funcionaria que nos atendía nos ha hecho ver que nos faltaba el comprobante del pago de otro impuesto, el de Transmisiones Patrimoniales (ITPAJD para los amigos). Que no es lo mismo que la tasa, no. La tasa es algo así como la tarifa por el servicio que te dan en el cambio de nombre. Y el impuesto es lo que se paga como consecuencia de la compraventa en sí misma.

Mea culpa. Me leí a lo loco este enlace y di por supuesto que sería después del cambio de nombre, que es cuando efectivamente se ha producido la transmisión patrimonial, cuando debería pagar el impuesto. Me basé en algo tan sencillo como el Derecho Tributario: si el hecho imponible no se ha producido, y mientras el coche no esté a nombre del comprador, entiendo que no hay hecho imponible, no hay impuesto que pagar.

Pues no, hay que pagarlo antes. “Tienen que ir a la oficina de la Generalitat, en la calle Monestir de Poblet. Aunque a veces también lo cobran directamente en la Caixa Penedès de la Rambla”, ha añadido nuestra interlocutora, con tono de “esto no os lo debería decir”. Perfecto. Así que el impuesto hay que pagarlo antes, y hay que pagarlo en otro sitio. Desde luego, la vida perdería emoción si todos los trámites necesarios para una gestión cualquiera pudieran integrarse en un mismo edificio. Ya no digamos en internet, que como todos sabemos es un mundo para nada preparado para poder llevar a cabo trámites y pagos.

Caixa Penedès, Agència Tributària, Catalunya Caixa...

El caso es que la Caixa Penedès era la alternativa más cercana y allí hemos ido. Otra cola, claro. Diez minutos después, la cajera nos comunica que nos toca pagar… 435 euros de impuesto. Resulta que en el ITPAJD la base imponible no la determina el precio que se ha pagado, sino el “valor real de la cosa”, y ese valor real, en el caso de los coches, lo determinan unas tablas que tienen en cuenta modelo y antigüedad y que se publican periódicamente en el BOE. Y a la cajera de Caixa Penedès, tras consultar en su ordenador, le aparece en pantalla que debemos pagar eso: 435 euros. No entendemos demasiado del tema, pero la verdad es que esperábamos menos. En fin, qué remedio… Hay que pagarlo y ya veremos qué comemos el próximo mes y medio.

La sede en Tarragona de la Agència Tributària de Catalunya.
Foto: Google Street View
Y ahí viene lo esperpéntico: la cajera de al lado, con cara de “no he podido evitar oíros” (y gracias a Dios), nos interrumpe. “Pensad que alguna vez han salido precios más caros aquí y luego en la oficina de la calle Monestir de Poblet les ha salido menos. Eso es culpa de que algunos vehículos están mal introducidos en el sistema y por eso yo siempre que a alguien le salen más de 400 euros le aviso. Si queréis, podéis pagar aquí los 435, pero a lo mejor os sale a cuenta…” Y ya no he oído más porque obviamente estábamos ya fuera de la oficina, camino de la calle Monestir de Poblet, donde está la sede en Tarragona de la Agència Tributària de Catalunya.

A todo esto, eran ya las 13.15 y a las 14.00 cierra Tráfico. Al irnos de allí, nos habían asegurado que el pago de la tasa (esos 51 euros, ¿recordáis?) nos serviría igual al volver otro día, que no habría que pagar de nuevo, pero cualquiera se fía… Además, perder otra mañana de fiesta no era precisamente un plan ilusionante.

En Monestir de Poblet se han confirmado los pronósticos de la cajera de Caixa Penedès. Allí se consulta la tabla de valores de vehículos a la antigua, usando las páginas del BOE impresas tal cual. Y según ellas, el precio del ITPAJD por el coche que hemos comprado (un Citroen C4, por cierto, que no lo había comentado) es de 203 euros. 232 menos que según el programa informático que maneja Caixa Penedès. Desde aquí, mi felicitación a quien introdujo los datos de los vehículos en esa base de datos informática.

Bromas aparte: resulta que si la cajera de al lado no llega a oír nuestra conversación y a tener ganas de ayudar, habríamos pagado 232 euros de más sin saberlo. Nosotros y no me imagino cuántas personas más. Eso en una ciudad de la Unión Europea y en el año 2012. Lo piensa uno fríamente y siente vergüenza, así, literalmente, de quienes le gobiernan y administran.

Con el impreso sellado de la Agència Tributària, que se puede pagar en multitud de bancos, hemos ido en busca de uno que no tuviera nada de cola. Al tercero que hemos entrado, una oficina de Catalunya Caixa, ha habido suerte: hemos abonado los 203 euros (que duelen igual, pero menos después del susto) y hemos batido el récord del mundo de marcha por la calle -para quienes la conozcáis- Estanislau Figueres. Y sí, eran las 13.40 cuando entrábamos en Tráfico, volvíamos a subir las escaleras y cogíamos nuestro enésimo papelito de turno de la mañana.

Especímenes de sala de espera

Por cierto que si algún día tengo dinero pediré a un sociólogo un informe de lo que uno puede llegar a encontrarse entre los cientos de personas que transitan una mañana normal por esas salas de espera. Personajes que uno no imaginaría ni siquiera en su mismo continente y resulta que viven en su misma ciudad. Mención aparte merecen los listos que se cuelan, los que llevan siete papelitos de turno y mercadean con ellos, y los que con cara de “la vida me ha maltratado, compadécete de mí” se acercan a la ventanilla entre turno y turno, pidiendo perdón por colarse pero matizando que “es que es sólo para una pregunta”.

En fin, que a las 14.00 salíamos de Tráfico con el cambio de nombre hecho y el nuevo permiso de circulación, ya a nombre de mi señora. Salíamos cansados física y mentalmente y con escalofríos sólo de pensar que lo mismo que nos ha pasado a nosotros le puede pasar, atención, a alguien que haya venido desde cualquier rincón de la provincia a Tarragona expresamente para ello. No quiero imaginar la cantidad de gente que, por prisa o ignorancia, sí habrá pagado esos 232 euros de más. Ni quiero imaginar, eso es lo peor, en qué se los gasta el Estado. Porque en una administración eficiente está visto que no. Menudo viernes. 

6 comentarios:

  1. Has pensat per un moment en que els 232 euros de més no vagin a l'estat sinó que es quedin a C. Penedès? I en el paper que llavors hi tindria la funcionaria? Millor no pensar-ho oi..

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    1. Ostres! Jo sempre he partit de la base que era un tema d'incompetència sense més mala fe... No m'havia plantejat res més enllà. I la veritat, em sembla massa espontani i cutre com per ser un tema conspirat. Però vaja, és cert que vist així... Gràcies pel comentari, "anònim"!

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  2. A les altures que estem, ja no ens hauríem de sorpendre per res amb l'Administració Pública, però desgraciadament, així és...
    Enhorabona pel nou cotxe de la Raquel!!
    Montoya, periodista i assessor amb l'Administració!!

    #gangmatalassers

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    1. Tota la raó! I gràcies. En part, moralment, també és meu, el cotxe!

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  3. Vaya tela tio!!!! Encara hauràs d'acabar donant gràcies per no haver hagut de pagar el 21% d'IVA.... :p
    (per cert, amb ladillos i tot a l'article, m'encanta!!!!!) ;)

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    1. jejeje Encara gràcies, tens raó! Ja t'ho has repassat bé? Si veus cap fallo avisa, que encara no està filmada! ;)

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